Charla emprendimiento en universidad (Madrid)

Nos llama poderosamente la atención por qué alguien querría, en su sano juicio, ser el presidente de un país, ya que, para nosotros, no está justificado de ningún modo el sueldo/reconocimiento percibido con las contras del puesto: pérdida de anonimato, enorme responsabilidad, 100% de dedicación, etc.

Pero, nos llama aún más la atención, por qué alguien trabajaría en una ONG sin ánimo de lucro, por un sueldo cercano al salario mínimo -en muchas ocasiones-, sólo por la vocación de dar servicio a los demás. ¿No sería acaso más fácil y socialmente aceptado, ser “responsable” y buscar un trabajo con una renta mayor?

También nos surge la duda de por qué los mejores ingenieros del mundo quieren trabajar en Tesla, pudiendo trabajar en cualquier otra multinacional más cercana a sus casas, y donde, tal vez, les vayan a pagar más. ¿Por qué anhelan tanto trabajar para un “loco” como Elon Musk intentando solucionar algunos de los mayores problemas a los que se está enfrentando la humanidad? (El cambio climático mediante la electrificación del parque móvil  y el viaje espacial).

Y por último, por qué alguien se aventuraría a crear una empresa desde cero y trabajar por cuenta propia -con la incertidumbre que ello conlleva-, pudiendo trabajar por cuenta ajena, con un contrato y un salario que le permitiera vivir sin riesgos?

No tenemos la respuesta a todas estas preguntas, pero creemos que todas estas personas comparten unos valores y una manera de afrontar la vida que les lleva a optar por recorrer un camino diferente.

Por la complejidad que entabla la psicología del ser humano, tenemos la gran suerte de que exista esta gente rebelde, que quiere trascender, explorar los límites de la vida, cuestionarse todo y, sobre todo, plantearse la vida como una gran suerte donde aparte del carpe diem, tienen cabida otras muchas prioridades. Y, al final, como constata la propia historia, es esa gente -normalmente incomprendida-, la que al final consigue cambiar el estatus quo, inspirar a los demás y hacer avanzar a la humanidad.

Es por ello, y para ilustrar esta idea, que nos gustaría que el lector visualizase dos imágenes. En la primera, aparece un león en un zoo, encerrado, pero donde no le falta comida de calidad, tiene un veterinario a su cargo todo el día y una leona hembra en su misma jaula para procrear. Se le nota especialmente tranquilo. En cambio, en una segunda imagen, aparece un león libre, en medio de la sabana viendo un atardecer, sólo o acompañado de una hembra, pero tiene que cazar todos los días para comer y no tiene atención sanitaria de ningún tipo.

Con esta comparación, lo que queremos ilustrar es hasta qué punto la gente valora la libertad, cubrir las necesidades más allá de las básicas, salir de la zona de confort, brillar con luz propia y todo ello sin tener que ser asistido por el Estado/empresario… 

Si hiciéramos el ejercicio de ir a una clase escolar de niños de 5 años -cosa que hemos hecho-, el 90% diría que preferirían vivir en la segunda imagen, sin embargo, en algún momento de nuestra infancia o adolescencia, la sociedad nos quita esas ideas y nos dirige a la jaula. Pero en este caso los barrotes que utiliza son hipotecas, deudas, trabajos que no aportan, manipulación mediática, etc.

¿Implica ello que cada individuo tiene que crear algo “grande” para ser notorio su emprendimiento? Por supuesto que no, el emprendimiento es una actitud ante la vida, y se puede encontrar en el camarero que intenta tratar de una manera excepcional a su clientela, la enfermera que se esfuerza por empatizar con el paciente, el profesor que busca y rebusca la manera de llegar a desarrollar las capacidades de su alumnado, la persona que dona 15 euros al mes a una fundación… por poner unos ejemplos que cambian el mundo a mejor.

Pello